25.4.14

Muebles callejeros. Antes y Después: cajonera

Fue hace casi dos años que mi atención sufrió un cambio radical. 
Fue Hace casi dos años que me mudé de un ph (para mí, que soy mendocina, ese término me es ajeno, yo lo calificaría de departamento) de dos ambientes donde ya no entrábamos ni nosot@s y donde yo tenía siempre la mitad (ponele) de la única mesa ocupada con mis pinturitas, papeles, cartones, frascos, pegamentos y no mucho más. 
Hasta hace casi dos años las telas y los muebles no entraban en mi radio de registro ni en mi casa.
Fue hace casi dos años que nos mudamos a una casa mucho más grande, donde teníamos (y todavía tenemos) varios ambientes más por "llenar" y, al fin, una habitación para convertir en mi taller-oficina.
Fue entonces cuando me convertí en la reina del enduído y, obviamente, el primer turno de tuneo le tocó a ese ambiente. Pintura va, pintura viene, después de las paredes, ataqué mi mesa de trabajo y con con eso yo estaba feliz. ¡Bueno, no sólo yo! 
Poco tiempo más adelante, pasando a dos cuadras de mi antiguo hogar, mis ojos captaron algo fuera de lugar. 
¿Qué hacía una cajonera al lado de un árbol mientras caían unas gotitas de lluvia?
Y sin poder contenerlo un ¡Frenáaaaaaaaaaaaaaaa!, se me escapó.
Bajé, crucé la calle, probé qué tal funcionaban los cajones, la levanté y volví a cruzar cargándola.

Mi recolección de muebles callejeros había oficialmente comenzado.

Como ven, se trataba de una cajonera bastante rudimentaria, de ésas que se utilizan dentro de placards y de calidad dudosa. Pero como dicen... ¡A caballo regalado no se le miran los dientes! Y yo cumplí.
Una buena limpieza, unos retoques con masilla y... ¡a pintura!

¡No tiene ni piso! pero... ¡no se le miran los dientes!
El esquema de colores elegido para mi taller era: gris, amarillo, blanco y negro, por lo que la cajonera debía mantenerse ahí. 
Como era para mí y era libre de decidir fuera del gusto aburrido del otro habitante de esta casa (que él persiste en considerar clásico), puse toda la carne al asador (fea metáfora para alguien que no la come hace 24 años).
Un cajón a rayas... 


¡Ja! ¡Amarillo "Ballerina"! ¡A que no se lo esperaban! Y no sólo en la cajonera... ¡tengo toda una pared de ese color! ¡No me pueden acusar de falta de audacia! ¡Pero es mi espacio y soy L I B R E de hacer lo que Q U I E R A!

Cajones en proceso.

Este segundo patrón lo hice a ojo (y a mano), usando un pasavasos (salvamanteles) y copiando al que usé para mi papelero.

¡¿Vste, Juliana que no se tiran las latas de pintura?!
Y para el tercero hice una plantilla usando una placa de RX.

El color se llama en realidad Limón Verde, por eso, según la luz puede verse algo verdoso. ¡Pero es amarillo!

Si se fijan, el cajón deja mucho que desear, así que el cartón prensado ¡no debía verse! Y lo resolví forrándolo con un papel divino. Creo que, al final, resultó lo más lindo de este "extreme makeover".

Y ahora sí, les presento a mi cajonera callejera, admirada por tod@ el/la que la ve. Perdón por la falta de modestia, pero es verdad ¡jajajaja!


Ésta podría haber participado del Yo Reciclo de latitas, pero me colgué. Las latitas son viejas, pero la foto no.

Hice varias pruebas...

Cajón irreconocible, ¿no?
Si se preguntan qué hacen esos almohadones ahí, les cuento: están tapando otro tomacorriente indiscreto. ¡shhh!

Conclusión: ¡como estilista me muero de hambre!


Y con el post de hoy no sólo participo en este nuevo Finde Frugal de Marce, sino que también doy como oficialmente inaugurada la sección del blog: Muebles Callejeros.

El lunes, y si no media algún inconveniente imprevisto, traeré a casita a Cenicienta (mi primera silla de la calle) y se las presentaré a lo largo de la semana próxima. No el viernes porque no resultó muy frugal que digamos, entre las clases, los materiales y la tela que le elegí...
¡Pero está quedando taaaaaaaaaaaan divina!

¡Que tengan muy feliz finde!

Adri.

PD: Extrañé el finde frugal la semana pasada y se me ha hecho difícil visitar muchos de los blogs, pero de a poquito voy avanzando, aunque sin mucho comentario. ¡A tod@s nos pasa a veces!
Pronto también, agradeceré como se merece el premio que me ha otorgado Pi y responderé a las preguntas del premio que me dio Kassandra hace un tiempo. Prometo, prometo, prometo.

11.4.14

DIY: Muñequita - almohadón

¡Uy! ¡Hoy sí que vengo tarde!
¡Pero imposible faltar al Finde Frugal de Marce!

Aprieto el acelerador y aquí voy con mi propuesta. 

Hace unos días las chicas de Retro y con encanto nos mostraban aquí varias opciones de deco con muñequitas rusas y yo les contaba que me encantan, que nunca tuve una y que me iba a fabricar la mía porque veía eso más probable que un viaje a Rusia.

Así fue que me puse a buscar qué materiales tenía (retazos de tela y pintura) y "me copié" de una de esas fotos que ellas nos mostraron.

Lo primero que hice fue generar el molde, para eso aproveché una bolsa de papel de esas que nos dan al hacer cualquier compra y la doblé por la mitad para que al recortar saliera una figura bien simétrica aunque todo lo hice a ojo
Luego lo transferí a mis retazos de tela y recorté.

Repito: la plancha no es mi amiga.

Por supuesto, la tela a lunares sería para la parte trasera del almohadón-adorno y en la lisa, de lienzo, desplegaría todas mis dotes de pintora. 
Me hice una guía con lápiz, que hasta se puede corregir borrando con una goma y quedó algo así.


Los siguientes pasos no los fotografié porque sólo es pintar a gusto y coser ambas telas enfrentando derecho con derecho y dejando una apertura para dar vuelta y rellenar. 
Luego se cierra y ya lo tenemos.








Me faltó aclarar que usé pintura para telas, que se pueden combinar para lograr colores nuevos  y que pasé marcador indeleble por los bordes para que las uniones se vean más prolijas. 
¡Ah! Una vez más, me olvidé de planchar para fijar los colores. Pero no me hago mucho problema porque, según mis pruebas la pintura de todas formas se mantiene prácticamente inalterable.

¿Les gustó? Es realmente fácil.

Como hoy estoy a mil, les dejo mis deseos de que pasen un feliz finde y salgo corriendo.

Adri.

4.4.14

Billetera de envase Tetra Pak 2, el tutorial.

¡Lo bien que hicieron en pedirme el paso a paso!
¡Ni yo me entendí las instrucciones cuando me puse manos a la obra!
En realidad, me había faltado la explicación de algunos puntos y tuve que tener mi "tarjetera" a la vista para usar como guía. ¡Algo que ustedes no podían!
Espero no parecer reiterativa, sólo cumplo con sus deseos, para lo que les he preparado este paso a paso con todo mi cariño. ;)
¡Avisen si se me ha escapado algún detalle!
Aquí vamos:

























Partimos de un envase de cartón al que le hemos quitado las "costuras" inferior y superior, dejándolo lo más recto posible.

Cada vez más sombras en las fotos, debe ser el lío en que se va convirtiendo el back stage. ¡Shhhhh!























Plegamos los laterales por la mitad hacia adentro, tal cual se ve en la foto. Prácticamente se dobla solo porque el envase ya tiene una especie de marca allí, aunque quizá haya que corregir un poco la línea para que quede bien parejo.
























Cortamos aproximadamente 1/3 de tres de las caras del envase, dejando completa la otra, que va a servir de solapa para cerrar la billetera.
























Decoramos con papel de revista, o con lo que nos guste, la cara más larga y la plastificamos con papel Contact.
























Plegamos por la mitad, tomando como parámetro, la cara más corta. En este paso seguramente tengamos que corregir apenas los bordes porque suele quedar uno un poco más alto.
























Para dejarlos prolijos y más resistentes, cubrimos los bordes con cinta aisladora, la de los cables. Mitad afuera, mitad adentro. Comiencen como en la foto, por los lados largos.
























En cada borde, deben cortar la cinta como se ve aquí arriba y aquí abajo.
























Como ven, seguimos con los extremos superior e inferior, cortando en cada esquina para poder meter la mitad de la cinta. Y terminamos con la solapa, o empezamos, da igual.

























Volvemos a doblar a la mitad y fijamos al medio con un broche. Que no nos quede muy abajo porque debemos taparlo con un trozo de cinta para que no lastime y se vea más lindo.























Aquí ya está cubierto. Fíjense que la cinta casi va de lado a lado, no sólo donde está el gancho.

¡Hola, mano!






















Y aquí la opción para las que no tenemos la máquina-pone-ganchos-ni-remaches: anudamos una tira de elástico doblada por la mitad y la pasamos de adentro hacia afuera a través de un agujerito en lo que será la parte trasera de la billetera.

¡Y queda así!


No vamos a decir: ¡Uf, qué prolijo que queda!, pero para prolijo... ¡a comprarse la remachadora como mínimo!
 Ya en su rol de "tarjetera"...

Mostrando todas sus virtudes.

























Y ahora que yo cumplí con mi parte, ¡quiero verl@s a ustedes!
Tienen abierta la página de FB para subir sus fotos o mi correo, si no se animan, pero ¡QUIERO VER SUS TARJETERAS! ¡Sí, así, a los gritos se los estoy diciendo!
Pueden parecer muchos pasos, pero no, son muchas fotos, y les aseguro que es muy fácil y se hace en un periquete.

Ya tod@s sabemos que es frugal porque la idea participó hace unas semanas en los findes de Marce, así que... here I go again ¡Ay! Se me va a notar la edad con este link, pero prometo que era chiquita cuando esto fue un hit.

¡Buen finde!


Adri.


3.4.14

Ansiedad en macro

Creo haber sido la única persona en el mundo ansiosa por que un domingo se convirtiera en lunes rápidamente.
Fue el día, más bien la noche, en que había decidido comprar el primero de los cinco.
  

Ya había visto dos temporadas por HBO y no podía esperar para saber más.

 Hasta aquí fue todo tal cual.






















Con el segundo comenzaron las diferencias. 
La complejidad de la trama, la cantidad de personajes, las decenas de historias paralelas, la profundidad de las relaciones... ¡ahora sí entendía todo!


Con el tercero me adelanté a la serie.

Se me hizo difícil manejar un libro de semejantes peso y tamaño. 
Mucho más, cuando mi desesperación, sorpresa, incredulidad y azoramiento se vieron llevados a niveles infinitos a partir de la página 700 y mi velocidad de lectura pasó cualquier límite.
Para quienes siguen la serie, y lo van a entender, es en esta página donde se define la conocida como Boda Roja, penúltimo capítulo de la Tercera Temporada.
A 3 días del comienzo de la Cuarta, sólo puedo decirles... ¡Ni se imaginan lo que viene!

























A pesar de ya saber cómo sigue la historia, espero con todas mis ganas el inicio de la serie.
Me gusta y sorprende ver cómo logran, a pesar de los numerosos cambios que deben realizar para simplificar los hechos, hacer encajar todas las piezas para llegar a que, en esencia, suceda lo mismo que en los libros.
Imaginen que una temporada completa no llegó a abarcar Tormenta de Espadas, el tercer volumen de Canción de Hielo y Fuego.

























Para el cuarto todo ha adquirido tanta profundidad, que George R. R. Martin decidió dividir lo que quería contar en dos volúmenes, pero no partiendo la historia por la mitad, sino separando por zona en que participan los personajes.
Esto también me lleva a pensar en cómo lo manejarán en la serie y crece mi entusiasmo.

























Para el quinto, y último publicado, me modernicé.


Ya no peleaba en la cama con las 900 páginas promedio que tiene cada uno, ni molestaba con la luz encendida para poder leer.


Ahora, mi pedido encarecido al señor Martin: ¡Apúrese que quiero volver a sentir el deseo irrefrenable de que sea lunes!


Con este post participo en el encuentro de Nika, donde tod@s l@s participantes mostramos nuestro mundo en Macro. ¡Dense una vueltita!


L@s espero mañana, 

Adri.




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