28.3.14

DIY: mini porta tutti

¡Llegué!
Tarde pero seguro doy mi presente en el Finde Frugal de Marce
¡Está bien! Acepto la media falta.

Como vengo diciendo, el blog me ayuda a apurar el paso con la lista de pendientes o, como en este caso, probar qué tal sale algo a lo que le tenía ganas.
Hacía meses que tenía guardado un envase de pasta de dientes, de los grandes, de 180 gramos, y hacía más meses todavía, que tenía  unos cierres para hacer billeteras del modelo que les voy a enseñar en el Yo Reciclo (si me sale, porque si tengo los cierres es que nunca volví a intenetarlas). Y, finalmente, llegó el  momento de unirlos.
La idea ya la habrán visto y aquí les presento mi versión en un paso a paso.

Empezamos con el envase vacío
























Antes de seguir, medimos el largo del cierre (o cremallera) que tenemos y realizamos un corte longitudinal en el envase teniendo presente ese dato.

Una vez abierto se puede limpiar fácilmente todo resto de producto.






















Como soy yo, y suelo tener el don de complicar sin querer lo que es sencillo, hice el corte con un cutter aplicando un poco más de fuerza de la necesaria y ¡pasé hasta el otro lado! 
Por eso recomiendo: hacer un corte muy pequeño con el cutter, como para poder introducir la punta de la tijera y seguir con ella.
Listo eso, viene el turno de coser el cierre. 
He visto fotos en que parece estar hecho a máquina, pero yo no encontré la forma de evitar algo similar a lo que pasó con el cutter. ¿Cómo hacer para no coser "frente y fondo"? Así que lo hice a mano y con hilo encerado, bien resistente, aunque algo grueso.



Mi idea era dejar el envase tal cual, pero tenía un error que reparar. ¿Se acuerdan? Y se me ocurrió cubrilo con washi tape. Elegí ésta (tampoco podía elegir mucho, tengo tres nada más) que es bastante oscura como para que no se note mucho el estampado original.

























¡Y así quedó mi estuche!
Modo cartuchera



Como guarda agujas de crochet























Y como más me gusta...

En mi caso sólo entra un cepillo de viaje, es decir, pequeño, pero puede ser por el largo de mi cierre y/o de mi cepillo.
Hay que probar.



























¡No me digan que no está bueno este uso! Yo siempre ando buscando dónde llevar mi cepillo cuando voy de viaje. 
Sí, ya sé, podría haberme comprado un portacepillo, pero ¡no estaría respetando ninguna de las 3R!


¡Muy buen finde!

Adri.






21.3.14

DIY: billetera de envase Tetra Pak

¡Uf!, estoy cansada, medio enferma y My Precious me dejó con una mano lastimada, pero... ¡imposible faltar al Finde Frugal de Marce!
Igual, antes de ir al asunto que nos convoca, les cuento un dato más acerca de mi silla. Después de algunas horas, todavía sigo sacándole tachas y grampas (o grapas, como más les guste, pero a mí esta forma me remite indefectiblemente a la bebida alcohólica). Es que tenía 4 capas de tela ex blanca abrochadas en doble línea y más abajo una pana verde terminada con las tachas. ¡Miles y miles! 
Pero resulta que ése tampoco fue su asiento original. Descubrí que en su momento de mayor esplendor lució una linda rejilla cosida. ¿Y esto qué quiere decir? ¡Que es muy mayor, la pobre!
Así lo explica Carmen, en su blog La Restauradora: "El tipo de rejilla que lleva un asiento determina su antigüedad. Las de rejilla cosida normalmente son piezas de principios de siglo (s. XX se entiende) o más antiguas, y se reconocen por los agujeros que atraviesan el bastidor. 

     A partir de los años 50 - 60 se comenzó a utilizar el sistema de rejillas prefabricadas que vienen en planchas y se colocan en el bastidor encoladas en un surco y sujetas con un junquillo. La diferencia es su facilidad en la colocación, ya que en la cosida es mucho más complicada y elaborada, pero también en su duración ya que son menos resistentes (se rompen con más facilidad)".

Y lo más gracioso es que en este otro post, referido al mismo sillón y que acabo de leer por cincuentava vez buscando la cita anterior, encuentro ahora, a las 2.16 am, que lo que yo creí un 2, es una Z y que la palabra que no alcanzaba a descifrar es Bielitz.
¿Tendré una auténtica Hofmann? 

¡Listo! Me dejo de vueltas y voy a lo prometido en el título.
En realidad, estaba guardando este post (bueno, no precisamente éste, pero uno similar, calculo) para el futuro desafío Yo Reciclo de Daniela, y así como éste otros más. Pero cambié de opinión. Ya les había dicho que soy así. 
Así que se los voy a mostrar antes y, en todo caso, para el desafío hago el tutorial. ¿Es incorrecto, entonces, ponerle el título de DIY? Creo que no, porque así como lo hice yo misma, también lo pueden hacer ustedes mism@s. ;) ¡Nadie habló de paso a paso! Si está mal, me avisan, much@s tienen más experiencia que yo en este mundo y no quiero que nadie se sienta engañad@. Lo que quería decir es que no es comprado.

¡Al grano, Adriana!
Y el grano supongo que es una foto.


En mi caso, no es un billetera propiamente dicha, la uso de "tarjetera". Tiene el tamaño ideal y cuatro compartimentos que tengo divididos en: Identificaciones, Tarjetas Bancarias, Tarjetas Varias (de descuento, prepaga, SUBE, etc.) y Tarjetas que no uso prácticamente nunca, ésas van al fondo.


Cuando la hice, en un Taller de Reciclado y Reutilización, no sabía que los tres trozos de revista que me gustaron iban a quedar plegados exactamente marcando sus tres sectores: delantero, trasero y "tapa".


Tampoco sabía que se me había ido un poco la mano en el plegado y que le había dado bastante profundidad. Algo que, lejos de ser un problema, resultó ideal para la cantidad de plásticos que llevo a cuestas.
Yo la uso sin parar hace más de un año y medio y, aunque se nota algo baqueteada (en la foto era 0km, aclaro), sigue cumpliendo perfectamente su función.

Si alguien resulta ser tan impaciente como para no esperar al paso a paso y quiere hacerse una, acá va una mini explicación:


Se comienza con un tetrapack de litro, limpio y sin los bordes superior e inferior. 
Luego se pliegan sus laterales hacia adentro por la mitad y se corta aproximadamente un tercio de una de las caras principales, lo que dejaría una especie de lengüeta en la otra.  
En ese momento se tendría algo como lo de la primera foto. Si no les gusta que se vea la marca, le pegan con pegamento en barra papel de revista o el que quieran y Contact por encima. 
Ahora doblan la cara más corta por la mitad y les quedaría la lengüeta sobresaliendo, ésa la doblan hacia abajo convirtiéndola en la tapa. 
Sólo quedaría colocarle el broche. Pero si como yo ustedes tampoco tienen la máquina que lo hace, lo pueden resolver haciendo un agujerito en el lado de atrás, cortan un trozo de elástico y lo anudan, después lo introducen por ese agujero desde adentro, hasta que el nudo haga tope en la pared trasera de la billetera y listo. 

Ahora que veo las fotos me parece que en la producción masiva que hice para regalar, me equivoqué.
¡Es una noche-madrugada de revelaciones! ¡Cuántos descubrimientos!

Como creo que me fui de boca (o de manos), y que ya no va a hacer falta el paso a paso futuro, ni que me digan si corresponde o no lo de DIY en el título. ¡jaja! ¡No puedo tener ningún plan!
Bueno, sí, para el Yo Reciclo me guardo mi billetera porta billetes o... más monedas que billetes.

¡Buen finde!


Adri.

20.3.14

My precious

¡He descubierto hace poco que el domingo puede ser un gran día para el ojo atento!
Al parecer, es día de limpieza y orden hogareño por lo que "eso" que es calificado de estorbo...¡sale a la calle!
Y, como ya sabemos, "la basura de unos puede ser el tesoro de otros".
El otro día por la tarde, casi noche, me escuché decir: "Estoy triste, hoy es domingo y ¡no he encontrado nada!"
Apenas dos cuadras más adelante lo que salió de mi boca fue: "¡Una silla, da la vuelta!
Y así fue que recogí mi tesorito.
No voy a negar que necesita mucho trabajo, pero ¡es tan bonita! Todo lo contrario a la que estoy reciclando ahora en el taller, que era tan feúcha, pobre, pero a la que, sin embargo, dediqué unas 20 horas de decapado y lijado. Si ésa lo merecía, ésta mucho más.
Como estaba oscuro, recién al otro día le di un vistazo un poco más detallado y me encontré con esto:























Retoqué un poco la foto para tratar de descubrir mejor qué dice el sello y yo distingo lo siguiente:

Creo que se veía mejor en la otra, ¡jaja!
Cuestión que me puse a investigar en internet y con estos pocos datos me encontré con Josef Hofmann, arquitecto y diseñador industrial austríaco, que vivió entre 1870 y 1956.
Por lo que estuve viendo, mi silla no se parece en prácticamente naaaaadaaaaaa a las imágenes disponibles ni a ninguna descripción, sin embargo, me llevó por distintas páginas y temas y ahora conozco a Hoffmann y algo de la Secesión vienesa. ;)
Más allá de lo que yo encontré, quizás lea alguien que sepa más del tema y nos lo cuente. ¡Bienvenido todo dato!

En el examen de la silla hallé también un número que se repite en varias de sus piezas. Les muestro.

P 19

Así se repite en todas las patas
También en el aro

Y en la base del asiento.
Con estos detalles curiosos que comparto, participo del encuentro al que nos invita Nika cada jueves
Y aunque me salgo de la consigna, les dejo una foto más para que vean que sea o no Hofmann, esta silla es mi tesoro de todas formas.

Recién llegada.
Ya le corté la tela y por debajo encontré una pana sintética verde con un borde de tachas.
Veremos con qué me sorprende más abajo.

A la otra, que he bautizado como Cenicienta, aún le faltan unas dos clases, pero apenas la termine también tendrá su post como protagonista.

¡Buen jueves!

Adri.


14.3.14

DIY: frascos decorados

Tal como les contaba aquí, mi relación con los blogs dedicados a la deco y al diy, se originó buscando inspiración para de darle uso a mi colección de frascos vacíos, hoy incrementada en un 28486857689%. 
De este post de Marcelina salí directo a la librería con la intención de encontrar esos marcadores acrílicos, sin embargo lo que encontré fueron colores feos, los típicos azul, rojo, verde y blanco y no sé si alguno más y, para colmo, caros. Así que, con cabecita gacha, volví sólo con uno blanco.
Ya no recuerdo bien cuál fue el recorrido de mis mente-manos, pero terminé descartando la idea de pintar sobre el vidrio y dedicarme a decorar las tapas. Confieso: así de cambiante soy con todo, o casi. ¡Gran problema!
Cuestión que volví a internet, elegí un dibujo que me gustaba, apelé a mis queridos acrílicos y con una esponjita pinté el fondo de las tapas. Después con el marcador blanco, que nunca anduvo bien, y la ayuda de un pincel hice mi versión.

























Para las etiquetas me gustaba la idea de la pintura pizarra y la tiza, pero como no tenía y, ahora que sí tengo y me hice una lata para "tirar" papelitos en mi escritorio, y comprobé que es bastante poco práctico porque la tiza termina corriéndose con el contacto de las manos, hice un símil. 

Ahora que lo pienso no sé por qué me la compliqué tanto y no las imprimí directamente. De todas formas no sé si Picmonkey o similares estaban disponibles por esa época. ¡Déjenme autoconvencer de que no fui tan boba! ¡Además ahorré tinta negra! ¡jaja!
En vez de eso usé hojas negras y con birome (boli) blanco las escribí a mano. Me costó varias pruebas encontrar la forma que me convenciera y, finalmente, decidí hacer todas distintas.
En ese momento, las cubrí con papel Contac y las pegué con el excedente que dejé alrededor. Hoy se me ocurre que sería más prolijo cubrirarlas de la misma manera, para evitar que se ensucien o dañen, pero pegarlas usando cinta bifaz.
Algunos intentos fallidos de etiquetas y el dibujo inspirador...

Que alguien me explique por qué todavía guardo esto.




























Aquí, entonces, una idea más, la mía, entre las miles o millones que hay sobre cómo reutilizar frascos. Y con ella participo, una vez más, del encuentro de blogs de Marce. ¡No me lo pierdo ni loca! Ya le dije que soy la Sarmiento de los Findes Frugales.

Bonus:

Para responder a la consulta que Susana me hizo en el post sobre las telas estampadas, hice algunas pruebas que acá les comparto. Quizás las ayude a tomar la decisión correcta y/o les dé coraje para ponerse a planchar.

Tener en cuenta que las fotos del antes y después del lavado tienen distinta fuente de luz.




Tarde me di cuenta que me faltó testear el marcador planchado sobre la tela de algodón. El resultado se los dejo durante el finde en Facebook. 
Ahí también les dejé, por si no leyeron la respuesta general que hice en el  post de ayer, el back stage de las fotos que les mostré y hay también un adelanto de la silla que estoy reciclando. ¡Estoy tan contenta con el resultado que estoy consiguiendo! Eso sí, me ha costado horas y horas de lijado. ¡Buuuuhhh!

Ahora sí...¡Muy buen fin de semana!


Adri.

13.3.14

Las olas y el viento...

Soy una persona de montaña en todo sentido, a toda hora y ¡con todo gusto!
¿Será por eso que la naturaleza marina me llamó tanto la atención?














































































Aunque parece que no sólo la naturaleza... 


























Hoy me sumo por primera vez al encuentro de blogs al que invita Nika todos los jueves y ya mismo me voy a chusmear el mundo en macro tal cual lo ha fotografiado el resto de l@s participantes.

¡Que tengan lindo jueves!

Adri.

7.3.14

DIY: personalizar telas

Espero no estar siendo mala publicidad para Romina, la profe con la que aprendí los rudimentos de costura que manejo. 
Seguramente no soy la alumna egresada que mejor se mueve en los temas mantel y cinta bies, pero seguiré intentando. Como comentaba en el post anterior: "La PRÁCTICA hace al maestro" quiero creer
Pero sí hay algo en lo que salí buena y es en la materia Economizar Tela o, lo que es lo mismo, aprovechar cada centímetro disponible. 
Ella siempre nos indicó de qué manera convenía comenzar a marcar, cómo ubicar los moldes, cuándo salirse de la norma, guardar las tiritas sobrantes y muchos "trucos" más. Y yo, frugalera al máximo, sigo sus instrucciones obedientemente.
Así fue que del sobrante del retazo de tela del que salió el mantel mal logrado, conseguí 7 guarda-lo-que-quieras para mis amigas. ¡Así como lo leen! Claro está que ese lo-que-quieras no puede ser muy grande, pero las mujeres somos especialistas en tener toda variedad de pequeñeces. Si no es uno, son varios los artículos de tocador, bijoux, maquillaje, lápices, papeles, documentos, llaves, monedas, etc., los que tenemos en la cartera, y ni hablemos en casa. Por este motivo, calculo que les están siendo de utilidad.
Como ya habrán visto, la tela de la que hablo tiene un punto, puntazo diría yo, a favor y es que es de color neutro, otra enseñanza de Romina. Sin embargo, en este caso esa virtud se vuelve en su contra y la hace un poco sosa. 
Pero el que guarda, siempre tiene, decía mi abuela. ¿O era mi mamá? 
Así que cada vez que el habitante masculino de esta casa va a cortarse el pelo, yo voy adosada cual garrapata por dos motivos que me hacen feliz: la peluquería queda muy cerca de una librería artística y más cerca todavía de la heladería Rapa Nui. 
Es mi ritual mensual comprar algo que me guste, quiera, necesite, para experimentar, probar, etc, y después comerme un helado majestuoso. Agradezca la billetera que acá no existe mucho de lo que veo por la web y que haya otro tanto que no sé ni para qué es, por lo que me conformo con poco.
Y yo tenía un marcador para tela, que ya había usado para "customizar" la tela que se convirtió, al terminar el curso de costura, en mi bolso amado todo terreno, y del que mis primas tuvieron una versión mejorada para Navidad. Ya se los voy a mostrar.

Mi método:
Escribir la frase elegida con la fuente seleccionada e imprimirla del tamaño necesario.
Posicionar la hoja sobre papel carbónico ubicado donde se quiera la leyenda y marcar para transferirla a la tela. No hace falta que esté en espejo.
Repasar y rellenar con marcador para tela.
Se sugiere planchar para fijar la tinta. Yo no lo hice y cuando lo lavé se corrió un poco en algunos puntos.
Pero también tenía dos tarritos de pintura para tela, uno blanco y otro de una especie de coral flúo que cuando lo compré no sabía para qué lo iba a usar, pero me encantaba. Y con eso, más un poco de papel Contact para hacer los stencils y unos triángulos recortados de una bandeja de telgopor para usar como sello, me puse manos a la obra.
Como en ese momento no tenía blog, las fotos que tengo fueron tomadas con el teléfono y con la única intención de mostrárselas a mis hermanas, que están apenas 2000 km más cerca que mi mamá. Espero sepan disculpar la muy pero muy mala calidad de las mismas. De ahora en adelante, prometo repetir cada día, cual mantra, mi deber.


Las gotitas son el reverso de la nube.
Para hacer los estampados negros, repetí lo que hice con el bolso, aunque esta vez con figuras, salvo la nube y las gotitas, que fueron a mano alzada. 
Los triángulos los hice con sellos de telgopor pegados a un corcho a los que les unté la pintura.
Las estrellas las marqué en línea y las calé en una tira de Contact, que reutilicé a lo largo de la tela.
Al reno lo hice de la misma manera y las líneas, con cinta de pintor.

Aquí volvemos a encontrar la virtud de la tela neutra: nos da la posibilidad de diseñar lo que nos guste o se adecue a la personalidad de cada destinatari@. En este caso yo decidí que cada una eligiera un paquete al azar y ¡menos mal! porque las que recibieron el ciervo y el reno preguntaban el por qué de tanto cuerno, ¡jaja!

Una vez más y sin falta participo con esta idea en los Findes Frugales de Colorín Colorado. Y si les interesa, me avisan y hago el paso a paso para que se hagan su propio guardatutti.

¡Buen fin de semana!

Adri.










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