Fue hace casi dos años que mi atención sufrió un cambio radical.
Fue Hace casi dos años que me mudé de un ph (para mí, que soy mendocina, ese término me es ajeno, yo lo calificaría de departamento) de dos ambientes donde ya no entrábamos ni nosot@s y donde yo tenía siempre la mitad (ponele) de la única mesa ocupada con mis pinturitas, papeles, cartones, frascos, pegamentos y no mucho más.
Hasta hace casi dos años las telas y los muebles no entraban en mi radio de registro ni en mi casa.
Fue hace casi dos años que nos mudamos a una casa mucho más grande, donde teníamos (y todavía tenemos) varios ambientes más por "llenar" y, al fin, una habitación para convertir en mi taller-oficina.
Fue entonces cuando me convertí en la reina del enduído y, obviamente, el primer turno de tuneo le tocó a ese ambiente. Pintura va, pintura viene, después de las paredes, ataqué mi mesa de trabajo y con con eso yo estaba feliz. ¡Bueno, no sólo yo!
Poco tiempo más adelante, pasando a dos cuadras de mi antiguo hogar, mis ojos captaron algo fuera de lugar.
¿Qué hacía una cajonera al lado de un árbol mientras caían unas gotitas de lluvia?
Y sin poder contenerlo un ¡Frenáaaaaaaaaaaaaaaa!, se me escapó.
Bajé, crucé la calle, probé qué tal funcionaban los cajones, la levanté y volví a cruzar cargándola.
Mi recolección de muebles callejeros había oficialmente comenzado.
Como ven, se trataba de una cajonera bastante rudimentaria, de ésas que se utilizan dentro de placards y de calidad dudosa. Pero como dicen... ¡A caballo regalado no se le miran los dientes! Y yo cumplí.
Una buena limpieza, unos retoques con masilla y... ¡a pintura!
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¡No tiene ni piso! pero... ¡no se le miran los dientes! |
El esquema de colores elegido para mi taller era: gris, amarillo, blanco y negro, por lo que la cajonera debía mantenerse ahí.
Como era para mí y era libre de decidir fuera del gusto aburrido del otro habitante de esta casa (que él persiste en considerar clásico), puse toda la carne al asador (fea metáfora para alguien que no la come hace 24 años).
Un cajón a rayas...
¡Ja! ¡Amarillo "Ballerina"! ¡A que no se lo esperaban! Y no sólo en la cajonera... ¡tengo toda una pared de ese color! ¡No me pueden acusar de falta de audacia! ¡Pero es mi espacio y soy L I B R E de hacer lo que Q U I E R A!
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Cajones en proceso. |
Este segundo patrón lo hice a ojo (y a mano), usando un pasavasos (salvamanteles) y copiando al que usé para mi papelero.
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¡¿Vste, Juliana que no se tiran las latas de pintura?! |
Y para el tercero hice una plantilla usando una placa de RX.
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El color se llama en realidad Limón Verde, por eso, según la luz puede verse algo verdoso. ¡Pero es amarillo! |
Si se fijan, el cajón deja mucho que desear, así que el cartón prensado ¡no debía verse! Y lo resolví forrándolo con un papel divino. Creo que, al final, resultó lo más lindo de este "extreme makeover".
Y ahora sí, les presento a mi cajonera callejera, admirada por tod@ el/la que la ve. Perdón por la falta de modestia, pero es verdad ¡jajajaja!
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Ésta podría haber participado del Yo Reciclo de latitas, pero me colgué. Las latitas son viejas, pero la foto no. |
Hice varias pruebas...
Cajón irreconocible, ¿no? |
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Conclusión: ¡como estilista me muero de hambre!
Y con el post de hoy no sólo participo en este nuevo Finde Frugal de Marce, sino que también doy como oficialmente inaugurada la sección del blog: Muebles Callejeros.
El lunes, y si no media algún inconveniente imprevisto, traeré a casita a Cenicienta (mi primera silla de la calle) y se las presentaré a lo largo de la semana próxima. No el viernes porque no resultó muy frugal que digamos, entre las clases, los materiales y la tela que le elegí...
¡Pero está quedando taaaaaaaaaaaan divina!
¡Que tengan muy feliz finde!
PD: Extrañé el finde frugal la semana pasada y se me ha hecho difícil visitar muchos de los blogs, pero de a poquito voy avanzando, aunque sin mucho comentario. ¡A tod@s nos pasa a veces!
Pronto también, agradeceré como se merece el premio que me ha otorgado Pi y responderé a las preguntas del premio que me dio Kassandra hace un tiempo. Prometo, prometo, prometo.
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